Ejercicio 4: Tierra Arrasada

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Esis despertó aturdido en la destruida fortaleza. Estaba tirado contra lo que quedaba del muro,al lado del cadáver mutilado de uno de los guardas privados del conde,lo cual le hizo vomitar. Miró atrás y vió lo que esperaba. La torre había sido arrasada sin piedad por las aguas del glaciar, el cual, a pesar de estar prácticamente derretido, soportaba el castillo. No tuvo más remedio que huir en cuanto vió que el hielo comenzaba a ceder. Corrió a través de la garganta que daba acceso al castillo durante horas.

En cuanto llegó a los muelles en donde había desembarcado junto con los demás vió algo que no había tenido en cuenta: la flota con la que habían llegado al glaciar había desaparecido. Tal vez había sido cosa de aquella extraña mujer que había visto junto con el conde, pues ella era la que había destruído el castillo. Tal vez supiera de su supervivencia y quisiera terminar el trabajo…

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Tras varios días sin comer, Esis se veía muerto. Tal vez en el castillo habían quedado provisiones, pero ya no quedaba nada de él,así que no merecía la pena volver. Era mejor seguir esperando a que llegara un barco. Y llegó, pero era un barco pirata. Sin embargo, Esis no tenía nada que perder salvo su oxidada espada y sus mohosas ropas, así que no se cortó en el momento de hacer señales. Por supuesto,la avaricia de los piratas los hizo detenerse en el glaciar.