Ejercicio 2: El cacique del lugar

lunes, 3 de diciembre de 2007

Estaba tras la barra limpiendo vasos, como siempre. El viejo McArthur estaba sentado en la barra,cosa bastante extraña,pues solía jugarse los magros ahorros que sacaba de su rancho al póker en la mesa del fondo..También estaban dos vaqueros que despotricaban contra el sheriff y solían echar precavidas miradas al indio sentado bajo el televisor. Emitían un partido cuyos equipos ni conocía.

Fuera, el sol quemaba la llanura sin piedad. Cuando compré este local lo hice ya con idea de montar un saloon, pues la puerta miraba hacia el desierto y del desierto siempre llegan sedientos viajeros. Mientras miraba las castigadas arenas a través de las cristaleras un coche paró fuera. De el bajó un anciano de aspecto frágil que portaba varios anillos que reconocí como los que se vendían en la joyería del señor Humbert. Entró.

-¿Qué se le ofre…?

-¡Tú, maldito!-salto la voz de McArthur sobreponiéndose a la mía. Señalaba al extraño-¡Tú me robaste mi rancho!-Cogió la botella de whisky que estaba bebiendo, la rompió contra la pared y se dirigió corriendo hacia el anciano cuando se oyó un disparo.-¡Hi…jo…de…!-Se desplomó.

-Buen día,barman-dijo el anciano, sin siquiera inmutarse.

-¿¡Quién es usted!?-dije con una voz extrañamente aguda.

-Este hombre es John Fisher. Ve con cuidado.-el indio se había acercado y me hablaba sin molestarse en bajar el tono.

-Como bién dice el indio-dijo el viejo poniendo un especial énfasis despectivo en la palabra “indio”-,mi nombre es John Fisher. Sin embargo ,mi nombre no le debería importar tanto como la oferta que le traigo…

-¿Qué clase de oferta?-regunté receloso.

-Verá,he detectado cierta falta de pagos en la hipoteca del local y me gustaría ayudarle.

-Mis pagos están bien, gracias.

-Me temo que se perdieron por el camino.-dijo uno de los guardaespaldas sacando un fajo de billetes sujeto por una goma de pelo que reconocí como la de mi hija, en paz descanse.

-Tú…tú has…-dije con voz entrecortada.

-Antes de que monte una escena-dijo Fisher alzando la voz-me gustaría negociar con usted…

-No le pienso vender el local.-dije con impropia determinación.

-¿Quién habla de vender? Se trataría de un…traspaso amistoso.

-Menos aún.

-Por desgracia,no tienes elección-me tuteó.

-Prefiero morir antes que dar mi bar a alguien como usted.

-¿Morir? Jeje…ejem.

-¿Qué le hace tanta gracia?

Sacó un documento de aspecto auténtico.

-Según este documento,todo el terreno sobre el que está construída esta linea de casas no pertenecen legalmente al ayuntamiento, sino al rancho de ese pobre desgraciado-señaló al inerte cuerpo del viejo McArthur-el cual,ahora me pertenece a mí.Es decir ,soy el propietario legal de este antro.-ya no quedaba ni rastro de la fatiga que mostraba al bajar de su coche, y tenía la mano a la altura de su revólver.

-Puedo decirlo más alto pero no más claro:¡NO!

-Muy bien. Sam, Mike, encargaos.-dijo dirigiéndose a sus guardaespaldas,los cuales ya no estaban de pié, sino en el suelo, desangrándose por unas heridas de las cualer sobresalían sendas flechas.

-Muertos-dijo el indio, sujetando firmemente su arco y apuntando a Fisher-y lo mismo te pasará a ti como no nos devuelvas lo que es nuestro.

El viejo, con una agilidad insospechada, desenfundó su revolver,pero el indio cubrió la distancia que le separaba de Fisher de una zancada y le clavó un puñal en el corazón.

-Ah…-musitó, y me apuntó con el revolver. Disparó.